Generoso es un adjetivo que le cuadra bien al vino: un néctar que fue alma, alimento y calor de los hombres desde los tiempos más antiguos. Pero, enológicamente, el vino generoso tiene unas características especiales que lo distinguen en cada una de las regiones del mundo donde se elabora y adquiere su personalidad inimitable: ése es el caso de Jerez, el Oporto, el Madeira, los vinos dulces licorosos de Sauternes o tokay, etc.