Pescados:
En general, todos los vinos blancos secos o semisecos (Riesling, Chablis, Gewürztraminer, Sauvignon Blanc, Albariño, Rueda, Alella, valencia).
Cuando el pescado está condimentado con salsa de vino debe acompañarse con el mismo vino o incluso con un blanco licoroso de calidad.
Foie gras:
Grandes vinos blancos semisecos y perfumados (Sauvignon Blanc Gewürztraminer). También el sauternes, el jerez amontillado, champagne y cavas.
Cuando se sirve al final, antes de los quesos, puede acompañarse con grandes vinos tintos aromáticos.
Huevos:
Nada como el huevo para estropear los vinos, incluso cuando forma parte de un soufflé. Para los huevos se inventó el agua fresca.
Carnes blancas, pollo, pavo y conejo:
Vinos tintos de calidad, aromáticos y no demasiado corpulentos.
Carnes rojas, pato y pintada:
Excelentes vinos tintos de cuerpo.
Callos y caracoles:
Vinos blancos corrientes, rosado de calidad o tintos ligeros (Cigales, La Mancha, Valdepeñas, Navarra).
Caza:
De pelo y venados: grandes vinos tintos de cuerpo.
De pluma: excelentes vinos tintos muy aromáticos.
Legumbres:
Vinos corrientes del país, qué pueden acompañar igualmente a las alcachofas, a los espárragos y a otras hortalizas. Mejor aún agua sin gas.
Ensaladas:
Solo admiten el vino cuando van condimentadas sin vinagre. El Jerez puede acompañarlas si se aliñan con excelente vinagre de Jerez. En general es el momento de beber agua, incluso gaseosa.
Pastas:
Tinto o blanco según la salsa.
Con pescado: Penedés, Albariño, rueda.
Para las salsas boloñesas de carne: Chianti, tintos jóvenes, (Rioja, Penedés, Valdepeñas).
Para las salsas napolitanas de tomate: Priorato, Jumilla, Yecla, Utiel Requena.
Quesos:
Azules fuertes o quesos fermentados: los mejores vinos tintos de las mejores añadas y los grandes champagne o cavas bruts.
Azules ligeros y quesos de pasta blanda: los mejores vinos blancos secos o semisecos.
Postres:
Champagne y cavas semisecos o semidulces. Grandes vinos blancos licorosos y generosos.
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